Con la vuelta al cole, surge para los papas la duda de si apuntar a los peques a actividades extraescolares que completen su tiempo libre tras las clases. Muchas veces estas actividades, como deporte, idiomas, música o baile, pueden ser beneficiosas para los niños, pero también podemos caer en el error de ocupar todo su tiempo libre impidiéndoles realizar una de las actividades más importantes para la infancia, JUGAR.

El juego, juega un papel imprescindible en el desarrollo de los más pequeños, mientras juega, están ocurriendo muchas cosas necesarias para su formación. Jugando, un niño aprende física, matemáticas, lenguaje, música…aprende a desenvolverse en el mundo social mediante el juego de imitación, aprende sobre su propio cuerpo y desarrolla la motricidad fina y gruesa.

Como apuntaba Piaget, referente en psicología del desarrollo, hasta los siete años, el niño debería aprender mediante el juego, ya que hasta esa edad se está asentando la base para el ansia de conocimiento. El juego es una forma divertida de aprender y estimula la creatividad de los más pequeños, animándoles a hacer lo que perciben que necesitan hacer.

Por todo ello no debemos tener la percepción de que cuando un niño juega está perdiendo el tiempo, sino que está aprendiendo y sentando las bases de su personalidad.

¿Actividades extraescolares? Sólo si el niño desea realizarlas y si observamos su interés por alguna actividad en particular. Con la vuelta al cole, los peques tienen que volver a estudiar y hacer deberes, lo que ocupará gran parte de su tiempo libre, por lo que los papás debemos de asegurarnos que disponen de tiempo y espacio para su actividad favorita, jugar.

Como apunta la psicóloga Laura Perales en el artículo de Rioja2.com, en ningún caso debemos obligar a los niños a realizar actividades extraescolares que no quieran.

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