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La tecnología acaba con nuestra habilidad para leer las emociones de otros

Seguro que muchas veces hemos escuchado que los niños de hoy en día no saben escribir, porque su escritura se reduce a los mensajes de texto o whatsapp; o que las generaciones de jóvenes de hoy en día se pierden todo lo que ocurre a su alrededor porque viven enfrascados en sus teléfonos móviles. Ahora, el estudio “Los ordenadores en el comportamiento humano” de la Universidad de UCLA, advierte sobre que lo daños que un elevando tiempo ante las pantallas puede causarnos son muy superiores a lo que habíamos imaginado.

En este estudio, los investigadores realizaron un pretest a seis estudiantes para fijar su grado de empatía, es decir, para averiguar si eran capaces de reconocer las emociones en otras personas. Para ello se les mostraron imágenes y vídeos sin audio de varias personas.

Más tarde la mitad de estos estudiantes fueron destinados a un campo de actividades sin acceso a los medios digitales. Ellos pasaron el tiempo practicando actividades de campamento, jugando con otros niños y aprendiendo sobre la naturaleza.

La otra mitad del grupo volvió a sus actividades diarias incluyendo su acceso normal a los medios digitales, con una media de conexión de 4 horas diarias.

Después de cinco días, estos seis estudiantes fueron reunidos de nuevo para participar en un post-test. Los niños que habían pasado estos días en un campamento mostraron importantes avances en sus capacidades para reconocer las emociones en otras personas, mientras que al resto de niños les costaba diferencias los sentimientos de cada persona.

Los autores del estudio afirman que “el cara a cara con otros, esa interacción, es lo que nos hace saber reconocer los sentimientos y emociones en otras personas. Desarrolla nuestra empatía”.

Como apunta Amy Morin, redactora de psicología en la revista Forbes, este estudio no sólo reduce sus resultados a los niños. Los adultos no son inmunes al efecto que los dispositivos móviles están causando en las relaciones sociales. “Demasiado tiempo tras la pantalla interfiere en nuestras habilidades sociales”

Por todo ello desde Dale Tiempo al Juego, como siempre, os recomendamos controlar el tiempo que los peques pasan delante de dispositivos móviles. Debemos ser los padres quienes les animemos a jugar, y si puede ser con otros niños mucho mejor. Y para que tampoco los papas tengamos problemas con nuestras habilidades sociales, ¿por qué no jugamos también con ellos?

Fuente: Forbes.com

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