Como padres deseamos que nuestros hijos sean felices, pero muchas veces confundimos esta felicidad con las aspiraciones que tenemos sobre ellos. Que estudien muchos, que sepan idiomas, que tengan éxito profesional cuando lleguen a adultos…

Sin darnos cuenta, planeamos la vida de nuestros hijos que apenas acaban de llegar al mundo. Les vamos guiando para que consigan lo que a nuestros ojos de adultos es la felicidad, pero ellos, como niños tienen una idea de ésta muy diferente a la nuestra. Por ello se hace necesario conocer los secretos de la felicidad infantil. Como padres, en la medida de lo posible, debemos garantizar esta felicidad para nuestros hijos.

Juego libre y sin reglas: haz un hueco en la agenda del niño para juegue libremente. Dejará volar su imaginación inventando nuevas historias, mundos e incluso juguetes. Y si tú puedes compartir un poco de este tiempo con él, mucho mejor. Los niños experimentan el mundo que les rodea a través del juego y muchas veces necesitan compartirlo para poder entenderlo mejor.

Independencia: la libertad e independencia de los niños es fundamental para construir su autoestima y favorecer la confianza en sí mismo. Como padres debemos facilitarte las tareas y actividades para que acabe lográndolas él solo, y ármate de paciencia porque nadie nace aprendiendo, y es normal que comentamos errores cuando aprendemos a hacer algo.

Tomar decisiones: con el objetivo de protegerles y cuidarles, muchas veces no nos damos cuenta que tomamos decisiones en su nombre. No hablamos de decisiones trascendentales que cambiarán el curso de su vida, sino de pequeñas decisiones del día que les podemos confiar a los más pequeños para que sientan que son importantes y contamos con ellos. Ejemplos de estas decisiones pueden ser: elegir la fruta que quiere tomar, elegir la camiseta que vestirá, etc.

Hábitos y rutinas: Rutinas y horarios para las comidas, higiene y sueño hará que los pequeños se sientan más seguros, rindan mejor en la escuela y sean más felices.

Expresan sus emociones y son comprendidos: los niños patalean, lloran, gritan, dan manotazos….no tienen otra forma más civilizada de gestionar sus emociones. Por ello hay que saber comprenderlos y evitar hacerles callar o avergonzarles. Debemos dejar que se desahoguen y más tarde intervenir intentando escucharles y hacerles entender que las cosas deben ser de un modo u otro.

Desde Dale Tiempo al Juego te recomendamos poner en práctica estos consejos aprovechando la época estival, puesto que los niños disponen de más tiempo libre.

Fuente: facilísimo.com